"Estáis entre los amigos más fieles". Con estas palabras saludaba don Giussani al profesor Shodo Habukawa, exponente destacado del budismo Shingon, y a sus amigos, a su llegada a Milán en su visita anual a Italia. Y añadía: "La religiosidad es el corazón del hombre. Tiene una raíz ontológica". Durante el encuentro del que fuimos testigos, el profesor Habukawa y don Giussani recorrieron desde el inicio la amistad que les liga desde hace más de diez años, desde aquel 1987, recordaba Giussani, cuando "llegué a la Universidad del Monte Koya y vi que usted me miraba mientras hablaba. Fui envuelto por sus ojos. Había algo que ya no se iría nunca". Por su parte, Habukawa, refiriéndose a esta amistad antigua, habló sobre la centralidad de la dimensión ecuménica de la propuesta de don Giussani. Recordó que, en diciembre de 1997, presentando en la ONU la edición inglesa de El sentido religioso, el profesor Takagi (de la Universidad del Monte Koya) se detuvo precisamente en la idea de ecumenismo en don Giussani, que funda las bases para un diálogo entre culturas y religiones distintas lejos de cualquier pretensión de homologación. Entre los acontecimientos más significativos del año para los amigos budistas, Habukawa recordó, después del evento de Nueva York, la visita al Muryokoin - su Templo en el Monte Koya - de dos grupos interesados en el diálogo interreligioso, a los que contó y explicó su historia de amistad con don Giussani y con Cl, "una experiencia en acto - dijo - de ecumenismo, entendido como amor a la verdad presente, quizá de forma fragmentada, en cualquier persona". El profesor Habukawa recordó en este punto, como uno de los frutos más bellos de la historia de estos últimos años, la amistad con numerosos jóvenes bonzos, ex alumnos suyos, dispersos ahora por todo Japón en distintos templos del budismo Shingon. Se trata de una red de amistad consolidada, con encuentros periódicos en el Muryokoin y en Italia, con experiencias significativas del movimiento.
En el próximo mes de febrero un grupo de monjes budistas viajará a Uganda para encontrarse con los responsables de obras de caridad generadas por la presencia de Cl. Mirando el rostro de Habukawa cuando hablaba, don Giussani dijo: "El signo de la vida es éste: una cara sencilla. La sencillez es la condición para el conocimiento". Ante la respuesta jocosa de Habukawa: "Tengo el cerebro sencillo, por esto mi cara es sencilla", don Giussani respondió, pasando amigablemente al "tú": "Precisamente por ser tan sencillo eres fantástico".
Cristina y Luisa
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