PERTENENCIA
La finalidad de la acción
La palabra ‘pertenencia’ para dos hombres de poder,
uno en la
administración pública, el otro como directivo de una gran empresa
DAVIDE RONDONI
Tienen miles de empleados, dos grandes em- presas que dirigir,
y son dos
hombres considerados “poderosos” en sus ciudades. Mis dos amigos
tienen ambos un diminutivo como sobrenombre: uno es Chicco, el otro es Pierino.
Chicco es director general del Ayuntamiento de Bolonia. Desde hace años
es el brazo derecho de Giorgio Guazzaloca, el alcalde que ha logrado interrumpir
cincuenta años de gobierno “rosso” en la ciudad de las dos
torres. Pierino es el presidente de una poderosa cooperativa productora de cerámicas
de Imola, una de las empresas punteras de su sector. Tienen un montón
de empleados, un montón de responsabilidades y un montón de oportunidades.
Son del movimiento de CL desde hace muchos años; nunca han ocultado su
participación en la vida del mismo y en los últimos tiempos también
en la de la Compañía de las Obras. Y llevan colgada la etiqueta:
todo el mundo sabe en Bolonia quién es Biscaglia y todos saben en Imola
quién es Mondini. Son protagonistas de asuntos controvertidos y delicados,
les miran con sometimiento y con recelo, con estima y ojeriza. En fin, que no
son dos tipos que se estén simplificando la vida.
Así pues, les pregunto qué es la pertenencia para ellos. Saben
de sobra que no podrán salir del paso con definiciones librescas.
Pierino dice que su principal compromiso es el de reproponer siempre, de diversas
maneras, la finalidad para la que se fundó su empresa. Cita estatutos
y documentos de entonces. Se trata de una cooperativa, una empresa basada en
la mutualidad, que cobró vida por iniciativa de católicos, laicos
y socialistas. «Quienes la fundaron - cuenta Mondini - sabían que
la finalidad del trabajo es el hombre. Yo pertenezco a una realidad como la de
CL que me repropone un camino para que este fin, la dignidad de la persona, el
hombre, no sean una abstracción».
Para Chicco la pertenencia es ante todo lo que lo educa continuamente a tender
a la verdad. «En un ambiente político administrativo es frecuente
que las cuestiones se afronten sólo partiendo de intereses gremiales,
haciendo una lectura parcial. Para mí, la pertenencia es una especie de
invitación a buscar la verdad».
OK. Así pues, para mis dos amigos la pertenencia es un problema del inicio
de la acción y de su finalidad. Me parece adecuado e interesante que la
pertenencia se defina como un factor que lanza a la circunstancia, no para adaptarla
a un proyecto o a una idea, sino para que emerja su naturaleza o para que se
persiga la verdad de la mejor forma posible... Sin embargo, por lo general tenemos
una idea parcial de pertenencia. O bien, la reducimos enseguida a algo ideológico
o faccioso.
Pero, insisto, «¿cómo os toca este “problema”?
En otras palabras, ¿cómo se expresa la pertenencia en la vida,
en medio de las graves decisiones que tenéis que tomar, entre vuestros
amigos y adversarios?». Y ya sé que acudís a los gestos del
movimiento, sois “fieles” a la vida de la comunidad...
«Recuerdo - dice Pierino - que cuando era joven muchos me consideraban
el más papanatas porque siempre andaba detrás de cierto cura. Y
pensaban: “Este no utiliza su cabeza, no llegará nunca a lograr
nada bueno”. Ahora, muchos de aquellos que decían estas cosas han
ido decayendo en la vida, en el transcurso de los años, reteniendo bien
poco entre sus manos. Ir detrás de alguien me ha hecho más consciente
de lo que soy, de lo que quería hacer y de cómo llegar a hacerlo».
«
Nada más ganar las elecciones municipales del 2000, una amiga, Paola Cresci,
me regaló un cuadernillo de don Giussani, “El sentido de la caritativa”.
El problema de la pertenencia me toca a través de gestos como éste
o como el de haber tenido siempre, a pesar de los líos y cambios de última
hora, cierta fidelidad al menos al momento de encuentro de la CdO o a sus actividades».