Ejercicios
Espirituales
Sacerdotes norteamericanos
Veintisiete sacerdotes americanos se han reunido en los primeros
Ejercicios espirituales de CL para
sacerdotes de EEUU. En la
isla de Enders, frente a las
costas de Connecticut,
meditaron sobre la
exigencia de reconocerse hijos
para poder ser padres. El descubrimiento
de
una perspectiva totalmente
nueva
PADRE RICH VERAS Y PETER CAMERON, O.P.
En 1954 Mrs.
Alys Enders, una viuda protestante, donó su finca en una pequeña
isla frente a las costas de Connecticut a la Iglesia católica, pues deseaba
que la hermosura de su amada isla fuese preservada, y sabía que la Iglesia
católica respeta y sabe apreciar la belleza.
Del 24 al 28 de febrero de 2003 veintisiete sacerdotes, procedentes de New Hampshire,
Massachusetts, Nueva York, Nueva Jersey, Maryland, Washington DC, Florida, Kansas,
Indiana, Illinois, Minnesota y Okahoma se han reunido en esta isla remota, Enders
Island, y se han sentido abrazados y unidos por la belleza de Cristo. Contemplando
la isla, monseñor Albacete exclamaba: «Este lugar es ya un evento
en sí mismo».
Según nuestro carisma
Han sido los primeros Ejercicios de sacerdotes organizados por Comunión
y Liberación en EEUU. Este retiro nació del deseo de estos sacerdotes
de vivir juntos los Ejercicios espirituales anuales según nuestro carisma.
Y, precisamente por este motivo, ha sido un retiro abierto a cualquiera que buscase
algo más. Diecisiete de los participantes acababan de conocer el movimiento:
habían sido invitados por algún colega o por otros miembros del
movimiento.
Siguiendo las indicaciones de monseñor Albacete, los Ejercicios no los
han dirigido ninguno de nosotros en particular, sino que han sido el fruto de
nuestra unidad. Albacete y el padre Peter Cameron O.P. dictaban las meditaciones
y predicaban. El padre Rich Veras abría la jornada con una reflexión
sobre el Ángelus y daba los avisos todos los días. El padre Michael
Carvill nos enseñaba a rezar juntos. Los sacerdotes han podido ver también
la unidad de nuestros amigos del movimiento, cuya obra y cuya presencia han sido
un signo grande para todos. Valentina ha estado con nosotros toda la semana haciendo
de secretaria, cantando para nosotros y traduciendo para el padre Beppe, que
había venido de Italia a acompañarnos. Lorna hizo un viaje de más
de dos horas desde Brooklyn para hablarnos sobre el arquitecto español
Gaudí. María Elena, de la comunidad de Boston, vino a la isla y
nos llevó a dar un paseo en barco para ver las focas en Long Island Sound,
y Chris vino para tocar para nosotros el piano después de una espléndida
cena preparada por la comunidad de Connecticut en casa de Renzo y Cristina.
Conmovidos y transformados
El tema de la semana era la importancia de sabernos generados, de volvernos hijos
para poder ser padres. Esta experiencia de ser generados a través de nuestros “padres” en
el movimiento nos ha conmovido y transformado. Pensamos que este es el deseo
profundo de muchos sacerdotes, un deseo humano original que despierta nuestro
corazón y nos da esperanza. Deseábamos gustar en estos Ejercicios
la belleza de una amistad que genera y abraza, para ofrecer a los demás
lo que se nos ha dado a nosotros.
La alegría y la unidad que han crecido entre nosotros eran tangibles ya
el primer día. Cuando el segundo día María Elena vino para
llevarnos en barco tuvo la impresión de que todos nos conocíamos
desde hacía años. No nos esperábamos que los curas tuviesen
ganas de cantar juntos, pero durante el paseo en barco nos pusimos a cantar espontáneamente.
Entonces, los que habían planeado el desarrollo del día decidieron
enseñarnos cantos nuevos y también que cantáramos juntos
antes de las asambleas, en vez de limitarnos a escuchar los cantos como habíamos
pensado inicialmente. Lo que habría sido imposible de construir con nuestras
fuerzas, ahora estaba sucediendo de forma totalmente natural, o quizá sobrenatural.
En la asamblea final del viernes un sacerdote joven de Boston nos dijo que en
otras reuniones de curas siempre sentía que faltaba algo, algo que, sin
embargo, había encontrado aquí, con nosotros, y afirmó: «Espero
que esto sea el comienzo de una relación nueva con otros sacerdotes. Aquí todo
corresponde con mi persona, con lo que deseo».
Un sacerdote de Nueva York que tiene setenta y cinco años nos dijo: «Dentro
de dos meses me jubilaré, y ahora se me ha dado una perspectiva totalmente
nueva. Me han impresionado mucho las palabras de don Giussani: “Vivir la
relación con cada cosa que se hace presente”. En estos días
veo que Cristo ha cambiado el mundo entero».
Un padre capuchino de New Hampshire: «Este carisma está muy en consonancia
con la espiritualidad franciscana. Aquí he percibido la presencia de Dios,
una presencia que había sentido lejana en el último año.
Concelebrando la Misa he captado claramente el sentido de la unidad del sacerdocio».
Un sacerdote de Kansas: «Esta semana se me ha dado algo, pero todavía
no sé muy bien de qué se trata. Mi miedo es volver a Kansas y no
saber valorar este don. ¡El don es sencillamente la humanidad! Quiero captar
mejor en qué consiste este don con la ayuda de mis amigos sacerdotes y
con la lectura de Traces y de los libros».
Un joven sacerdote de Nueva York: «En la Iglesia de los primeros siglos
los neófitos no se sentían atraídos por la doctrina, sino
por la unidad de los cristianos. Aquí sucede lo mismo. Es la alegría
de la gente de CL lo que da credibilidad al movimiento. Esta alegría me
da esperanza. Es difícil leer a Giussani por uno mismo, pero imagino que
será más sencillo leerlo en el contexto de la amistad que he visto
aquí».
El padre David, de Boston, que sólo participó en los Ejercicios
durante un día, dejó escrita su intervención: «El
movimiento me ha mostrado de nuevo lo que es verdadero, hermoso y bueno. Hoy
me he dado cuenta de que no he sido yo el que he encontrado el movimiento, sino
que ha sido el movimiento el que me ha encontrado a mí».
El viernes, durante la Misa de clausura, el padre Gary, un nuevo amigo de Illinois,
hizo esta invocación: «Pidamos por CL y por la Fraternidad sacerdotal,
por el Studium Christi y por todos aquellos que dan su vida para anunciar la
positividad de la realidad».
En 1954 Giussani subió las escaleras del liceo Berchet en Milán,
entró en una clase y sucedió Algo. El mismo Evento ha sucedido
en 2003 entre un grupo de sacerdotes reunidos en Enders Island.
¡Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam!