Un Álbum, una tournÉe

U2: más allá de la música

El último trabajo del grupo irlandés más famoso del mundo sigue una vez más las huellas de una experiencia religiosa. Bien lejos del espiritualismo, la Gracia es como una mujer hermosa que camina por la calle

MAURIZIO CAVERZAN

Alguien dijo que el rock era la música del diablo. Y puede que tuviera parte de razón. Pero hoy la más grande estrella del rock del momento escribe prefacios al libro de los Salmos. En efecto, la última edición del Salterio publicada por Einaudi lleva la firma de un cuarentón dublinés que se hace llamar Bono y es el líder de los U2, tal vez el grupo de rock & roll más original de los últimos veinte años. Y no es que a su música se le pueda colgar el cartel de «rock de dios». Menos mal. Pero en noviembre de 1999, a la entrega de los Mtv Awards Europe, que tuvo lugar en Dublín, asistió un telonero de simbólicas reminiscencias. Le tocó al mismísimo Mick Jagger, legendario líder de los Rolling Stone, entregar el premio a Bono Vox. Y éste, delante del público de su ciudad, se permitió una licencia significativa: «Éste es el diablo que premia a dios». Pero no nos confundamos, fue sólo una licencia, si bien reveladora de la conciencia de que la música de los U2 contiene una carga subversiva a su manera. Textos, entrevistas y escritos de Paul David Hewson, el verdadero nombre de Bono, documentan el testimonio sorprendente de un espíritu religioso e inconformista. «Explicar la fe siempre ha sido difícil» expone en la introducción a los Salmos. Después se interroga: «¿Cómo se puede explicar un amor y una lógica en el corazón del universo cuando el mundo está tan estropiciado? Explicar la fe es imposible...Visión más que visibilidad...Instinto más que intelecto». Preguntas e intuiciones de las que están llenas también las canciones del grupo de Dublín, en la que la convivencia creativa de los cuatro compañeros de colegio del liceo Mount Temple ha representado y representa una pequeña gran anomalía. Además de Bono, también el batería Larry Mullen junior es católico, mientras que el guitarrista, The Edge (Dave Evans), es protestante, y el bajo, Adam Clayton, agnóstico. Paul David aprendió la tolerancia y la comprensión entre distintos en su familia. Así es como ha contado su infancia con sus padres, antes de que la madre muriera cuando él tenía diez años: «Mi madre era protestante, mi padre católico, lo cual hubiera sido irrelevante en cualquier lugar del mundo, no así en Irlanda... Tras haber ido él a misa en lo alto de la colina de Finglas, al norte de Dublín, mi padre nos esperaba fuera de la pequeña capilla de la iglesia anglicana de Irlanda a los pies de dicha colina, donde mi madre acudía con sus dos hijos...Yo me mantenía despierto pensando en la hija del pastor y dejaba vagar la mirada por el technicolor de las vitrinas. Esos artesanos cristianos habían inventado el cine... luz proyectada a través del color para contar su historia». En aquellos años la familia Hewson vivía en Ballymon, uno de los barrios más pobres de Dublín, y Paul David iba al Mount Temple. Allí conoció a Alison que unos años más tarde se convertiría en su mujer. Y en este mismo colegio, además de la familia, nacieron los U2, fundados con 17 años. Un año más tarde el grupo graba su primer sencillo, Paul David se convierte en Bono y, en 1980 con el primer álbum (Boy) la popularidad del grupo traspasa las fronteras de Irlanda.

Elevation tour
El próximo 24 de marzo, salvo problemas de seguridad, comenzará en Miami el «Elevation tour 2001», la gira mundial del grupo que llegará a Europa en primavera (también harán escala en nuestro país). Elevation es el tercer tema de All that you can’t leave behind (Todo lo que no puedes dejar atrás), el último álbum del grupo que ha vendido casi siete millones de copias en todo el mundo. El título del disco indica el camino del regreso a las raíces, el intento de salvar las cosas más queridas, los amigos. Pequeñísima y mimetizada a un lado de la cubierta, en la que aparecen los cuatro componentes del grupo en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, se lee la inscripción J 33-3. Es una cita que encierra la referencia al versículo 3 del capítulo 33 de Jeremías: «Llámame y te responderé y mostraré cosas grandes, inaccesibles, que desconocías». Probablemente quienes vayan a los conciertos del «Elevation tour» escucharán Forty, el tema inspirado en el salmo 40 («Con paciencia he esperado a mi Señor/ Se inclinó hacia mí para escuchar mi clamor/ Me sacó del pozo/ del fango de esta tierra...»), que desde 1983, cuando grabaron War, es la pieza que cierra casi todos sus conciertos. «Salmos e himnos han sido mi primer bocado de música inspirada», escribe Bono. «Me encantaban las palabras, aunque no estaba seguro de las melodías, a excepción del Salmo 23, El Señor es mi pastor. Recuerdo que los mascullaban como cantinelas, más que cantarlos. Sin embargo, de una forma extraña, me prepararon para percibir la honestidad de John Lennon, la lengua barroca de Bob Dylan y Leonard Cohen, las gargantas claras de Al Green y Stevie Wonder. Cuando escucho a estos cantantes, me reúno con una parte de mí para la cual no tengo explicación... mi alma, supongo. Palabras y música han hecho por mí lo que sólidas y rigurosas argumentaciones religiosas no han conseguido hacer nunca: me han introducido en Dios, no en la fe en Dios, sino más bien en un sentido tangible de Dios». Éste es Bono. No es que el asunto en sí mismo modifique fórmulas y contenidos del universo rock. Para nada. Entre los sacerdotes de la materia, críticos e intelectualoides de tres al cuarto, el cristianismo de Bono Vox suscita ironía, contrariedad, desazón. Casi siempre se suprime de las recensiones y las crónicas de los conciertos. Los textos apenas se tienen en cuenta, casi nunca se citan. La crítica pasa por los rayos X la sonoridad, la compenetración de los instrumentos, las estratificaciones rítmicas a cargo de Brian Eno y Daniel Lanois, autores de muchas canciones del grupo irlandés, pero la tercera dimensión de la estrella de rock más atípica e inconformista del momento permanece en la penumbra.

El buen camino
Bien lejos de la mojigatería, moralista o espiritualista, no lleva guardaespaldas ni le gusta que le lleven en limusina durante las giras. Para acudir a la invitación del último Pavarotti & Friends rechazó el avión privado y se presentó con The Edge y Brian Eno tras un largo viaje en los aviones de líneas regulares. «Hubo un tiempo en el que la idea de que por las Escrituras pulularan ladrones, asesinos, cobardes, adúlteros y mercenarios me asustaba; ahora es fuente de un gran consuelo». De su música dice: «El pop se ha hecho para decirle a la gente que todo va bien; el rock afirma lo contrario, pero también que se puede cambiar». Y basta leer los textos de Wake up dead man (Despierta hombre muerto), o de Grace, para captar el conflicto entre un mundo caótico y la posibilidad de retomar el buen camino. Y comprender de dónde nace el compromiso civil de Bono. Tampoco Alison, su mujer, que ahora espera el cuarto hijo, es exactamente lo que uno imagina como mujer de una estrella del rock. Comprometida con el Chernobyl Children’s Project, va a menudo a Chernobil y se dedica a acoger a niños enfermos. En 1985, recién casados, marido y mujer se fueron a trabajar a un campo de emergencia en Etiopía, en contacto con la desnutrición, el abandono, la miseria más estremecedora. «En aquellos momentos pensé que no lo olvidaría jamás - dice el cantante - pero después te olvidas y vuelves a hacerte el artista. Para mí era inaceptable».
Para promocionar Jubilee 2000, la campaña para la condonación de la deuda de los países pobres, se entrevistó con todos los poderosos de la tierra, desde Rockefeller a Clinton, desde el primer ministro inglés, Tony Blair, al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan. Cuando fue recibido por Juan Pablo II le regaló sus gafas de sol y a la salida de la audiencia declaró: «Tenemos un Papa muy funky». El año pasado por estas fechas, durante el Festival de Sanremo, Jovanotti dedicó su rap «Cancela la deuda» a D’Alema, desencadenando un escándalo. Dos días más tarde llegó Bono quien, antes de cantar The ground beneath her feet (La tierra bajo sus pies), escrita con Salman Rushdie, soltó en italiano: «Señor Berlusconi, ayude al señor D’Alema a ayudar a los países pobres». Chitón y fin de las polémicas.

Cuatro chicos
El pasado octubre Bono dirigió a Kofi Annan una petición firmada por 21 millones de personas en favor de los países pobres. «Ahora la salvación del mundo está en las manos de gente más cualificada que yo» decía respondiendo al provocador artículo del Times titulado «Can Bono save the third world?» (¿Puede Bono salvar al Tercer Mundo?, ndt.). Unos días más tarde salió su último álbum. Walk on; el tema número cuatro, está dedicado a San Sun Kyi, la líder de la oposición al régimen militar de Birmania, que ya fue premio Nobel de la paz en 1991. En Birmania el disco de U2 está prohibido: quien lo escuche se arriesga a ir a la cárcel.
Hace unas semanas el padre de Bono, Bobby, cumplió 75 años y el cantante invitó a todos los amigos a celebrarlo en el hotel Clarence de Dublín que le pertenece. Por la mañana, para darles los buenos días, había tapizado los muros de la ciudad con carteles gigantes con la frase «Feliz cumpleaños, papá». Así es Bono, líder de U2, «un grupo que siempre ha mirado más allá de la música». Un grupo que esconde tras las canciones a «cuatro chicos en una habitación llena de melancolía».


Grace

Grace, she takes the blame
She covers the shame
Removes the stain
It could be her name

Grace, it’s a name for a girl
It’s also a thought that could change the world
And when she walks on the street
You can hear the strings
Grace finds goodness in everything

Grace, she’s got the walk
Not on a ramp or on chalk
She’s got the time to talk
She travels outside of karma, karma
She travels outside of karma
When she goes to work you can hear the strings
Grace finds beauty in everything

Grace, she carries a world on her hips
No champagne flute for her lips
No twirls or skips between her fingertips
She carries a pearl in perfect condition

What once was hurt, what once was friction
What left a mark, no longer stings
Because Grace makes beauty out of ugly things
Grace finds beauty in everything
Grace finds goodness in everything


Gracia, ella carga sobre sí la culpa
Ella esconde la vergüenza
Quita las manchas
Podría ser su nombre

Gracia es un nombre de chica
Es también un pensamiento que podría cambiar el mundo
Y cuando ella camina por la calle
puedes oír los acordes
Gracia ve la bondad en todas las cosas

Gracia, ella posee el camino
No cuesta arriba o trazado con tiza
Ella tiene tiempo de hablar
Ella viaja fuera del karma
Cuando va a trabajar se pueden oír sus acordes
Gracia ve la belleza en todas las cosas

Gracia, ella lleva un mundo sobre las caderas
Ningún vaso de champagne entre sus labios
Ningún giro o salto entre las yemas de sus dedos
Ella custodia una perla en perfectas condiciones

Lo que una vez fue dolor, lo que una vez fueron desacuerdos
Lo que dejó una marca, ya no hiere
Porque Gracia extrae la belleza de las cosas feas
Gracia ve la belleza en todas las cosas
Gracia ve la bondad en todas las cosas.