El
efecto Chernobyl
Buscando
la felicidad
Laura Cioni
Henry James compara su novela con una gigantesca tela de araña que envuelve
todo lo que sucede en la vida. De origen norteamericano, el autor se estableció en
Europa. Su libro más apreciado, gracias también a una versión
cinematográfica acertada, quizá sea Retrato de una dama. Lo más
destacado de la novela es la manera en que se trata el tema de la felicidad:
en cuántas ocasiones expresan los personajes su deseo, su esfuerzo por
llegar a ser felices y su dolor por dejar de serlo o no haberlo conseguido aún.
La presentación magistral del ensayo de Citati, El mal absoluto, viaja
al corazón de la novela del XIX y aborda el tema desde otro punto de vista,
más negativo, totalmente distinto: hay algo que se opone de forma radical
a la posibilidad de ser felices. Incluso careciendo de la pericia del crítico,
quien recorre las casi setecientas páginas de esta novela totalmente centrada
en un único personaje, Isabel Archer, y todo lo que la circunda, experimenta
inmediatamente la sensación casi física de una atmósfera
inquietante, de penumbra, cuando aparece Madame Merle. Y la inquietud toma cuerpo
y se convierte en miedo, presentimiento negativo, en el momento en que irrumpe
en escena Gilbert Osmond, un enigmático y cínico esteta, que se
convertirá en marido de la protagonista. La presencia del mal, escondido
bajo la apariencia de la cortesía, el tacto y la forma perfecta, es la
que apresa a Isabel como una telaraña, que atrapa a quienes la rodean,
a quienes intentan prevenirla y hasta al lector.
No por casualidad la novela comienza en un jardín inglés, en el
corazón de la última sociedad europea, casi un paraíso terrenal
sin Dios, donde crece el árbol de la vida, y termina en Roma, trágico
corazón de Italia, donde la melancolía de las ruinas, todavía
llenas de vida, se hace eco de la de Isabel. Pero este personaje no es únicamente
la figura central. Isabel parece no pertenecer a una realidad limitada: es el
alma vasta, pura, luminosa, sin límites...
Citati defiende que James era un gran teólogo moderno para el cual el
mal no consistía tanto en acciones malvadas sino, sobre todo, en un clima,
una atmósfera, algo indefinible y sin embargo perceptible.
Isabel ama la vida, pero el matrimonio, fruto de un engaño que sólo
descubrirá al final, la va minando poco a poco a la par que su belleza
se va haciendo más esplendorosa. Ralph Touchett, primo de la protagonista,
la ama de una manera pura, verdadera, y a pesar de su enfermedad, la acompañará con
discreción toda la vida. Sólo al final, ya postrado en su lecho
de muerte, consigue que Isabel recupere durante un instante la felicidad de su
primera juventud, esa felicidad que había perseguido viajando por toda
Europa. Si James es un teólogo, no resulta peregrino afirmar que Ralph
encarna la imagen de Cristo.