Persona, derecho y Estado

El estatalismo no edifica al hombre, lo destruye


La persona viene antes del Estado. Apuntes de la intervención de David Forte, profesor de Derecho en el Cleveland-Marshall College of Law y consejero de la Administración Estadounidense, en el Centro Cultural de Milán. 19 de mayo

David Forte

A menudo pregunto a mis estudiantes: «¿Vosotros tenéis derechos?». Y todos me contestan: «Claro que sí». Entonces, insisto: «Pues, ¿de dónde os vienen?». Llegados a este punto, se quedan callados. Les explico: «Si vuestros derechos vienen de Dios, los tenéis por fe. Si vienen por el hecho de ser hombres, los tenéis por ley natural. Si vienen del Estado, entonces no tenéis derechos».
La mayoría de nosotros diría que Dios viene antes del Estado, que es Dios no el Estado quien nos crea. Lamentablemente, gran parte de la historia de Occidente es la historia del Estado que se antepone a Dios, del Estado que trata de crear al hombre, tanto en el nazismo que pretendió crear la raza perfecta como en el comunismo que pretendió crear al hombre nuevo socialista. Hemos comprobado que todas las veces que el Estado trata de crear al hombre a su imagen debe destruirlo tal como sale de las manos de Dios. Dachau y los gulag no son horribles excepciones, sino la lógica consecuencia de una ideología. (...)
Sólo los sujetos tienen derechos. Los objetos, por el contrario, no los tienen. Un Estado que trata al hombre como a un objeto, que pretende forzarlo a ser lo que no es, niega profundamente a la persona y sus derechos. (...)

El hombre, sujeto de derechos esenciales
Cristianismo y ley natural consideran al hombre como un sujeto que posee el derecho de buscar los valores que considera esenciales para su humanidad. En esto se fundamenta el derecho del hombre a la vida, a la búsqueda de la verdad y al diálogo, a la libre agregación, a la construcción de iniciativas civiles en cualquier campo, el derecho a hallar a Dios. Ningún Estado tiene la autoridad para negar tales derechos. (...) Sobre esta idea del hombre, el cristianismo y la ley natural han puesto los fundamentos de la civilización occidental. Juntos han creado una sociedad de individuos libres de pensar, actuar, juntarse, inventar y luchar.
EEUU y Europa son las dos concretas realidades en las que se apoya el futuro y la defensa de la civilización occidental. EEUU es hija de Europa y, en cierto sentido, Europa se ha convertido en hija de EEUU.

Durante la Ilustración, pero no como producto suyo
EEUU ha tenido suerte. Se constituyó como nación durante la Ilustración, pero no fue producto suyo. Muchos, creo que con razón, piensan que la Europa moderna es fruto de la Ilustración. En el comienzo de la Europa moderna que fue la Revolución Francesa, (...) la ley positiva se tornó la fuente de toda ley y del reconocimiento o negación de los derechos del individuo. (...)
Para el sistema norteamericano, la religión era la fuente de la sociedad, tanto civil como política. El Estado no podía limitar a la religión, mientras que la religión tenía que poner límites al Estado. El sistema político norteamericano no se comprende sin el cristianismo; por el contrario, gran parte de la historia de la Europa moderna se comprende como una lucha en contra del cristianismo. (...)

El estatalismo es enemigo de la persona
Los norteamericanos no fueron impecables a la hora de realizar dichos valores cristianos. Sin embargo, cuantos toleraron un mal, por ejemplo la esclavitud, actuaron en contra de sus principios cristianos de libertad, dignidad e igualdad. Una contradicción que desembocó en una guerra civil.
La historia de la Europa moderna nace de la alianza entre secularismo y Estado en contra de la civilización cristiana que está en la base de la sociedad. Lástima que esta guerra haya alcanzado también las costas americanas. Los tribunales, los medios de comunicación y los intelectuales no toman en consideración la religión o la juzgan contraria a la libertad. En realidad, es la fuente misma de la libertad.
Si el estatalismo se opone al fundamento cristiano de la civilización, ¿cuál es el enemigo de la ley natural y de su defensa de los valores que pertenecen a la persona, como la vida, la verdad, la belleza y la amistad? Algunos sostienen que el materialismo, la avidez y la sed de placer, amenazan a la civilización; y que si Europa fue la patria del estatalismo en contra de la religión, ciertamente EEUU es el impulsor del materialismo. (...)

Materialismo y pragmatismo
El materialismo es una amenaza para la civilización en cuanto que se basa en un relativismo moral (...) que sostiene que no existe la verdad más allá de lo que yo decido que sea la verdad. El relativismo moral es el ácido que disuelve las amistades, las familias, las comunidades, la belleza y la vida misma.
En EEUU, en la mitad del siglo XIX, un pequeño grupo de “libres pensadores” dio inicio a dicho relativismo moral que, a finales del siglo acabó en pragmatismo y llegó al corazón del sistema educativo mediante los escritos de John Dewey. Un segundo movimiento intelectual, el Darwinismo social, que consideraba a los hombres, literalmente, unos objetos, influyó en la opinión pública hasta la Segunda Guerra Mundial. Por último, la llegada desde Europa de los escritos posmodernos tuvo un efecto nefasto sobre la clase intelectual americana. (...)

La primera batalla es a favor de la educación
Pero las personas saben que son sujetos, no objetos. Las personas y las instituciones libres se están organizando para salvar los fundamentos de la civilización occidental.
En EEUU el sistema educativo que ha dominado durante siglos está perdiendo su monopolio. Más de un millón de niños se educan en sus casas, en familias mayoritariamente católicas o protestantes. Los Estados americanos están permitiendo la apertura de escuelas libres financiadas con fondos públicos, o favoreciendo la educación de las familias necesitadas mediante la ayuda del llamado cheque escolar. (...) La batalla acaba de librarse y el resultado es incierto. (...)
No soy un observador de Europa suficientemente competente para decir si las cosas están cambiando. Sin embargo, he de admitir que la fuerza del movimiento de CL demuestra el empeño para revitalizar la sociedad occidental. Admiro su esfuerzo por reforzar los vínculos entre las personas, sus obras, cuyo sentido de subsidiariedad va en dirección opuesta al verticalismo que enfatiza el rol del Estado. De manera particular, CL afirma como verdad fundamental e ineliminable que el hombre es un sujeto y que su razón, su conciencia y su decisión, son lo que está llamado a definir su vida.
(Apuntes no revisados por el autor)