Presentaciones

La pregunta de Novosibirsk

Un doble evento para presentar El Sentido Religioso en Novosibirsk. El primero en la Universidad Akademgorodok, con la presencia de ilustres profesores. El segundo en la sala de conciertos de la Filarmónica. Una invitación a leer el libro recogida por muchos

Luca Bortoletto

Todo comenzó a mediados de enero, cuando unos cuantos amigos comenzaron a encontrarse regularmente todas las semanas para preparar y organizar el doble evento del 23 y 25 de marzo, el primero en la ciudad universitaria de Novosibirsk, la prestigiosa Akademgorodok, y el segundo, dirigido a un público más amplio, en la sala de conciertos de la Filarmónica.
¿Qué ha supuesto en concreto todo esto? Por ejemplo, pensar en la forma de llamar la atención de la gente, elegir los eslóganes, contactar con la radio y los periódicos, preparar las invitaciones, los carteles para pegar por toda la ciudad, listas de posibles personas a invitar, etc. Sí, muchas cosas que hacer y organizar, pero una finalidad muy clara a tener presente ya desde el principio y a la que adherirse: el deseo de que la belleza del encuentro que hemos tenido y la pasión por la vida que ha generado pueda transmitirse a todos.
Repasando todo lo que ha sucedido, ahora podemos decir que nuestra fuerza, más que la suma de las capacidades o habilidades individuales, ha residido en el hecho de decir, como Moisés: «Señor, no nos hagas salir de aquí si no vienes tú con nosotros».
Pero vayamos por partes.

Conferencia de prensa
Lunes 19 de marzo: conferencia de prensa en el Club de la prensa de Novosibirsk. Llegan cinco periodistas y rápidamente llueven las preguntas para comprender un evento tan insólito como la presentación de un libro que se llama El Sentido Religioso en una de las mayores ciudades del ex imperio comunista, escrito además por un autor evidentemente católico, y en un lugar en donde la mayoría de los cristianos son de fe ortodoxa. En la copa que se ofrece a continuación continúan las preguntas en un ambiente menos oficial, y, entre un canapé de caviar y un vaso de vodka, algunos asumen una actitud amigable. Al día siguiente empiezan a aparecer los primeros artículos en los periódicos locales.

La exposición
Viernes 23, 13.00 h., en la Universidad estatal de Novosibirsk. El aula en la que Marco Bersanelli va a comenzar la presentación de la exposición “Preparados..., listos..., ¡vida!” es verdaderamente pequeña, y está llena de estudiantes y profesores. Tratamos de optimizar los centímetros cuadrados disponibles para meter más sillas, pero todo tiene un límite. Además hay demasiada luz, ¿cómo haremos para proyectar las diapositivas que Bersanelli ha traído? Buscamos sábanas, algo para tapar... bueno, los imprevistos de última hora. Finalmente puede dar comienzo su fascinante viaje entre la tierra y el cielo; y, entre descripciones de fenómenos científicos y citas de salmos, lleva nuestra mirada a contemplar lo infinitamente grande, la majestuosidad del universo hasta su verdadero corazón que es el “yo”, en donde resuena la pregunta: «¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?». El silencio en la sala subraya la fascinación de los argumentos, y las preguntas no se hacen esperar. Estudiantes y profesores intervienen; al final muchos se quedan y continúa el diálogo.
Tenemos el tiempo justo para relajarnos un poco, beber un té, comer una bulochka (pasta) para evitar la hipoglucemia, y estamos listos para abordar el plato fuerte del día: la presentación del libro.
Atravesando la marea de estudiantes que se dirigen a sus clases vespertinas, entramos en el aula asignada que está ya llena: más de un centenar de estudiantes ha venido antes para coger sitio y otros se afanan en vano por encontrar un hueco vacío. Introduce el acto el profesor Leonid Panin, docente en la universidad estatal y promotor de ambos encuentros a través del Centro de Estudios Europeos (nacido gracias a un proyecto Tempus en colaboración con la Universidad Católica de Milán), del que es director: «Este libro - dice - es la obra de un hombre sincero que ha cargado el peso de una responsabilidad hacia sus semejantes...; leerlo no es sencillo, hay que hacerlo despacio, porque hace brotar más preguntas que las respuestas que ofrece».
A continuación interviene el padre Romano Scalfi, fundador de Russia Cristiana y gran amigo de esta tierra rusa a la que ha dedicado más de 40 años de su vida, tejiendo incansablemente una red de relaciones sobre todo con el mundo ortodoxo. Scalfi dedica su intervención al contexto cultural del que nace el libro, es decir, de un cristianismo vivo en el que la fe y la razón no son antitéticas y que no acepta las premisas ideológicas del racionalismo y el escepticismo que éste genera. No faltan las citas de autores rusos muy queridos para don Giussani, como Bukgakov, Soloviev o Dostojevskji, que han contribuido de manera decisiva a su formación.
Luego llega el turno de Evghenji Samahvalov, profesor de filosofía en la universidad local, que realiza una breve intervención en la que subraya que don Giussani propone «una aproximación que no es ni filosófica ni teológica; una aproximación que en muchos autores se vuelve un camino frío y duro hacia Dios, pero que en este libro, en cambio, atrae inevitablemente la atención del lector».
Finalmente, Bersanelli incide en que el libro de don Giussani no es para “expertos en el tema”, es decir, para aquellos que se ocupan de cosas religiosas, sino que «tiene que ver con la vida como tal, con personas de todo tipo; se identifica más con una pregunta que con una respuesta». Por eso, también para el científico que afronta su trabajo cotidiano, el uso de la razón no puede distinguirse del hecho de considerar al Misterio como factor que forma parte de la realidad, y no como algo que se encuentra más allá de la misma.
Al término del encuentro, asistimos al imprevisto y conmovedor testimonio de un profesor de física de la universidad local, Iurji Kulakov, que nos cuenta cómo 40 años de estudio le han llevado a descubrir que las leyes de la naturaleza no están escritas en las leyes de la física que el científico puede medir, sino que son de otro orden; y esta evidencia le lleva a percibir que su trabajo se desarrolla bajo la dirección de un “Maestro”.

El concierto
Llegamos así al evento del domingo. Para esta ocasión se ha reservado una de las salas teatrales más grandes de la ciudad organizándose, como marco a la presentación del libro, un espectáculo que comprende un concierto dirigido por A. Kazh, que intervendrá personalmente en la presentación del libro, un coro de cámara y un grupo de cantos populares rusos.
El público comienza a llegar una hora antes del comienzo: ha funcionado la batida publicitaria. Mientras esperan a que empiece el acto, muchos se paran a mirar llenos de curiosidad la exposición sobre el sentido religioso instalada en el hall del teatro. La versión rusa, preparada por nuestros amigos de Moscú, recorre, a través de la trilogía de las películas Blade runner, La vida es bella y El show de Truman, la parábola humana descrita por el “Curso básico de cristianismo”.
La sala está casi llena (unas 800 personas). El concierto se abre con un grupo de cantos populares rusos (“Navidad”). Al presentarlos, Sasha explica que para que uno pueda comprenderse a sí mismo debe partir de la propia tradición (y en lo que respecta al canto popular el pueblo ruso no tiene competencia).
Finalizado el concierto preparamos rápidamente las sillas para los ponentes, y empieza la presentación del libro, de nuevo con Scalfi y Bersanelli y el director A. Kazh cuya indumentaria refleja su carácter de libre pensador. Una de las sorpresas más bonitas de este encuentro ha sido este hombre de setenta y dos años, uno de los más famosos directores de orquesta rusos del momento, que gracias a la amistad con don Ubaldo aceptó leer el libro y ofrecer su propio testimonio como artista, y que ha querido celebrar este encuentro dirigiendo de forma gratuita su propia orquesta para el público presente. A. Kazh ha recibido una carta de don Giussani, que ha querido agradecerle personalmente el concierto.
Merece la pena subrayar algunos momentos de su intervención: «La cuestión principal de este libro es que propone una unidad entre razón y fe». «¿Por qué, después de un concierto, los hombres se sienten como renovados? Porque tienen la misma experiencia que sucede a las personas que frecuentan la iglesia, porque la fe es la música del alma». «Espero que nuestros jóvenes comprendan que para vivir tienen necesidad de leer libros como este».
Después del concierto, el coro de la Filarmónica nos obsequia con una espléndida interpretación de cantos populares y piezas de gran virtuosismo.
Al finalizar, dando las gracias al público presente, Sasha recuerda que un grupo de personas se reúne todos los jueves para leer El Sentido Religioso y para profundizar en sus contenidos.
Entre las sonrisas llenas de alegría por el éxito del acto y el asombro de encontrar en el buffet organizado para las personalidades incluso al representante de la comunidad judía local y a uno de los secretarios del obispo ortodoxo, hemos empezado a preguntarnos entre nosotros: «¿Cómo podemos hacer que un acontecimiento así tenga una continuidad?». Hemos descubierto que tenemos un rostro, una identidad que proponer a todos. En muchos ha surgido con fuerza el deseo de ayudarnos a mantener viva esta conciencia nueva y de ponerla en juego en el ambiente en el que cada uno vive. Una amiga nos decía que en estos días ha vuelto a suceder para ella el encuentro. El padre Scalfi, al término de la velada, afirmaba que las dos presentaciones han sido un gran signo de Dios para esta gente y para esta ciudad.
La responsabilidad ahora es precisamente seguir aquello que el acontecimiento ha hecho nacer, y sostenerlo. Lo bueno empieza ahora.