MEETING

El saludo conclusivo de don Giussani


Pido a Dios la energía para desear, y desearos, que la Virgen nos asista en la tarea más grande que tiene nuestra vida y que representa el fruto más intenso de la vida, el fruto al que toda nuestra vida está orientada: «En Ti misericordia, en Ti magnificencia».

Somos pobres, somos pequeños, áridos, y a menudo nos extraviamos, pero somos hijos tuyos. Ten piedad de nosotros. “Piedad” es la palabra que, con el paso del tiempo, crece y se afinca en nosotros, que tomamos parte cada vez más profundamente en la experiencia de la gran maternidad, de tu maternidad eterna.

Que la esperanza como motivo para vivir, la perspectiva que la esperanza abre a la vida y que tan profundamente se ha reavivado en estos años, encuentre en Ti su lugar, su fuente de luz y afectividad.

Os deseo y pido que vivamos lo más posible en nuestra existencia este misterio que es la relación con la Virgen, aunque hayamos vagabundeado, como estoy haciendo yo ahora. Adiós.

Rímini, 30 de agosto de 2003