ESPAÑA

Entre turcos y venecianos

El deseo de acercarnos al origen histórico y de profundizar en el carisma nos ha llevado a los universitarios españoles a compartir una semana de vacaciones con algunas comunidades del CLU de Milán. Resultado: Dios mediante, el año que viene repetiremos la jugada

ROBERTO DE LA CRUZ

E n febrero de este año, algunos de nuestros universitarios propusieron ir a Zinal, Suiza, para pasar una semana de vacaciones con universitarios milaneses, con el objetivo de conocer de forma más profunda la experiencia del movimiento. Meses antes nos pusimos en contacto con ellos para organizarlo y planear los juegos que íbamos a realizar. Gracias a ello, la semana no se redujo simplemente a pasar unos días juntos, sino que sirvió para que también aquí nos reuniésemos a cantar o a idear los disfraces para los juegos después de terminar nuestros exámenes de junio. Hasta el último día estuvimos realizando los preparativos que nos iban a permitir revivir en Zinal la mayor hazaña de la cristiandad: la Batalla de Lepanto.

Dos autocares llenos partieron desde Madrid a mitad de julio rumbo a Suiza, donde nos esperaban más de 400 estudiantes de la Universidad Estatal de Milán. La familiaridad con la que nos recibieron nos llamó profundamente la atención y favoreció de inmediato nuestra implicación personal en todo.

¡Alcancemos las estrellas!
Lo que más nos sorprendió fue la atención y el cuidado con que habían preparado tanto los cantos como los juegos. El primer día, repartieron a todos un libro de cantos de más de 200 páginas con el que aprendimos nuevas canciones populares, espirituales y de la historia del movimiento. No hubo ningún momento común que no fuera acompañado del canto. También ellos aprendieron algunos de nuestros cantos populares, pues nos pidieron que llevásemos algunos ensayados para poder cantarlos y enseñárselos, como una forma más de hacernos partícipes en la organización.

Si cantar fue decisivo, no menos lo fueron los juegos, que llevaban el título de Reach for the Stars! ¡Alcancemos las estrellas! Cada uno de los más de 500 que estábamos allí participó activamente en ellos. El segundo día se realizó la presentación de los juegos, en la que cada equipo tenía que escenificar algún acto de la Batalla de Lepanto. Carreras de sacos, pistas resbaladizas con “enemigos” que arrojaban globos de agua y harina contra el equipo contrario, pruebas de conocimiento sobre libros de don Gius... Todos ellos para decidir cuál de los cuatro equipos participantes - Españoles, Venecianos, Caballeros de la Orden de Malta y Turcos - ganaría.

Por sevillanas
A pesar de que el mal tiempo nos impidió realizar todas las marchas programadas, pudimos subir un día a un lago rodeado por siete picos de más de 4.000 metros de altura, donde comimos, cantamos y celebramos misa. El último día subimos en teleférico e hicimos una marcha hasta 2.850 metros de altura, y allí tuvimos ocasión de aprender un montón de cantos alpinos.

Una noche estuvo reservada a la actuación de algunas españolas, que bailaron sevillanas y flamenco. Por la tarde, durante el ensayo, un gran número de milaneses se acercaron al teatro para aprender a bailar. No querían perderse la oportunidad de practicar el baile antes de la noche. Una de las bailarinas explicó ante todos cuál era el significado de las sevillanas y por qué se bailan de una determinada manera, lo cual acrecentó el entusiasmo general.

Hasta el año que viene
Los testimonios de Julián Carrón y don Ciccio y la explicación de una pieza de Schubert por parte de Widmer completaron aquellas jornadas. No fue necesario multiplicar los momentos de palabra, porque la conciencia de pueblo que nos une y que da significado a lo que hacemos se evidenciaba a través de todos los gestos .

Pudimos sentirnos protagonistas y no meramente agregados gracias a la acogida que nos ofrecieron los milaneses desde el primer día pidiendo nuestra colaboración en todos los aspectos. Esperamos compartir de nuevo las vacaciones durante el próximo verano porque, sin duda alguna, la convivencia con ellos nos ha permitido ver de cerca el carisma vivo del movimiento.